
Vamos haciéndonos mayores, cada vez tenemos más libertad, llegamos más tarde a casa, y estamos más tiempo en la calle. A medida que crecemos, vamos adquiriendo mayores dosis de libertad. Esa libertad, lleva de la mano dos conceptos muy importantes que preocupan al hombre desde el Antiguo testamento. Las obligaciones y los derechos.
Tenemos derecho a llegar a la hora que nos parezca a casa una vez que somos mayores de edad. Tal vez sea asi, pero también, estamos obligados a obedecer a nuestros padres por ser sus hijos, depender de ellos, vivir bajo su amparo. Con este sencillo ejemplo, queremos mostrar que los derechos y las obligaciones van de la mano. y no podemos exigir derechos si no cumplimos obligaciones.
Cada ciudadano de este país tiene derecho a la sanidad, por ejemplo. Si nos ponemos malos, tenemos derecho a acudir a las urgencias de un hospital y ser atendidos. A la vez, nos fastidia, pero es inevitable, el tener muchas obligaciones. Tenemos que estudiar obligatoriamente la ESO, tenemos que respetar las normas de circulación, tenemos que pagar impuestos, el IVA de los productos de consumo, respetar el mobiliario urbano, no hacer botellón en los parques...
Para conjugar derechos y obligaciones tenemos las leyes.
La reunión comenzó haciendo un barómetro. Es decir una línea imaginaria en el centro del salón y la gente tenía que posicionarse respecto a diferentes preguntas. Sirvió para darnos cuenta de que cuando hablamos de derechos y de obligaciones no nos es fácil ponernos de acuerdo. Todo es muy relativo.
Esto introdujo la siguiente parte de la reunión. ¿hay derechos universales, que no atienden a la relatividad de la cultura, el país, la tradición, que no distingue entre las personas? La respuesta fue saliendo. "Los derechos humanos".

Para la realización de esta parte, contamos con la ayuda de nuestra amiga Marta, que amablemente aceptó nuestra invitación de compartir con nosotros su experiencia y sus interesantes puntos de vista.
Hicimos un juego de Rol, en el cual cada uno adoptamos un papel. Había varios papeles: Una persona Occidental (Americano-Europeo), otra procedente de una tribu africana, una mujer Afgana, un niño refugiado en un campamento, una persona hindú, etc.
El decorado imaginario era la mesa de trabajo de las Naciones Unidas en el momento en el que se estaban redactando los derechos humanos. La propuesta para reflexionar y debatir era: Desde el papel que me ha tocado, cuáles creo yo que serán los derechos fundamentales que

Por supuesto, los derechos que desde mi concepción occidental puedo creer que son universales y deben ser aplicables, pueden entrar en contradicción con los de otra persona inmersa en una realidad totalmente diferente. De ahí surgía el debate y de ahí la reflexión.
Debemos tener mucho cuidado con nuestras ansias de exportar nuestro modelo de vida como el más adecuado para el ser humano. Creernos que nuestros valores son los más avanzados y morales. Debemos propiciar el encuentro y la colaboración entre los pueblos y dejar de imponer nuestros propios ritmos a otros. Parar de destruir tradiciones en pos de la mundialización. Construir un mundo más justo en el que todos participen y todos los pueblos tengan voz.
Terminamos la reunión con una breve oración

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